Diversos estudios han ahondado en un tema que normalmente poco relacionamos con el ejercicio físico: la intimidad de la pareja. Las relaciones y el rendimiento sexual son una preocupación natural en la vida diaria y la actividad física tiene un impacto directo en ella.
Lo primero que hay que saber es que hacer ejercicio físico periódicamente genera un impacto positivo en las relaciones íntimas porque el cuerpo está mejor para ese momento. Tiene fuerza, tiene resistencia, la sangre está oxigenada, las endorfinas están arriba en buena producción, la mente está clara. En síntesis, un cuerpo saludable deviene en una mejor sexualidad.
Pero hay un punto crucial que tiene que ver con tensión física que necesitamos para estar listos y es aquí donde el gym juega un papel central. Todos los ejercicios, en general, y los de cardio, en particular, aumentan la circulación sanguínea, lo que hace que toda la estructura que la transporta, arterias, venas y vasos, funciones mejor.
La circulación sanguínea es la que prepara, potencia y completa esa tensión física que viene motivada desde la líbido, que es el disparador psíquico, el deseo que nos impulsa a buscar la intimidad. Una saludable circulación sanguínea asegura (salvo que haya alguna patología de por medio) la tensión física que se necesita para una relación.
Sin embargo, y esto también se ha estudiado, se la actividad física es extrema o es de altísima competencia y nos deja agotados, nuestro cuerpo y nuestra mente no estarán tan dispuestos. El físico necesita descansar y recuperar energías para cualquier actividad que tengamos fuera del ejercicio. Dormir las horas necesarias y de noche es fundamental para una recuperación óptima.
Lo que está fuera de discusión es que, si no se hace ejercicio físico el rendimiento y la disposición, a largo plazo, por la edad, la ansiedad u otros motivos, puede desmejorar. El gym neutralice todo esto, nos asegura un estado saludable y el resto, llega por añadidura.