Ir al gimnasio tiene que ser una actividad divertida, de ocio, de entretenimiento, que nos haga sentir mejor, que redunde en beneficios, un momento social y especial de nuestro día. Por eso, no vale si el gym se transforma en una obligación. Si es así, hay que cambiar el enfoque.
El problema no es el estado físico. El mayor desafío al que nos enfrentamos, es el de tener que mover el único “musculo” consciente de sí mismo que tenemos: el cerebro.
A priori, nuestro cerebro es vago y tiene un solo mandamiento: la ley del menor esfuerzo. Es así, porque ahorra toda la energía posible que el cuerpo obtiene el cerebro la reserva para destinarla a momento críticos como la supervivencia.
Por esta razón, el cerebro humano consume apenas 500 kilocalorías por día, es decir la mitad de lo que consume un foco de luz de 60 vatios. Con eso mueve la máquina a diario y claro, instintivamente frunce el ceño cuando le demandamos mas consumo y esfuerzo.
Conclusión: todo empieza por nuestra cabeza y allí juega un papel central la motivación, que va a ser la que va a convencer al cerebro de que está bueno hacer ejercicios. Para mantener fuerte a la motivación es importante tener una hoja de ruta que a nuestro cerebro le cuadre.
Allí entramos en un momento clave: los psicotips. Con estos podremos pasar ese “primer momento” en el gym y que suele ser temporalmente las primeras tres semanas de ejercicios.
¿Cuáles son esos psicotips? Primero, buscar tipos de ejercicios que diviertan y hagan sentir bien. Si zumba va mejor que los aparatos pues a bailar se ha dicho. Cuando se consigue el estado físico y el ritmo necesario gracias a la zumba, entonces se estará más fuerte y decidido para otras modalidades del gym.
Segundo, las metas tienen que estar a mano y ser alcanzables porque cuando se llega a ellas, entonces se pone una nueva. De este modo el cerebro siente que puede, que no tiene que dejar el alma en el intento, y cuando la obtiene quiere más.
Tercero, al cerebro hay que mimarlo un poco. Escuchar música lo distrae del esfuerzo mientras el cuerpo trabaja. Tomar un café una hora antes del gym ayuda a que esté despejado y dispuesto. Comer una banana le da combustible al cuerpo para que el esfuerzo se note menos.
Finalmente, es muy importante que el cuerpo descanse las horas necesarias porque el cerebro nunca duerme y en la noche realiza muchísimas tareas de mantenimiento para las que nos necesita acostados y no trasnochados.
Motivación, metas cortas y cumplibles, buena música, algo rico para acompañar, elegir opciones agradables son algunas de las fórmulas para que ir al gym sea un placer y no abandones en el intento.